7. 1955: Un entrenador húngaro llamado Igloi entra en escena

Cuatro atletas que quebraron 15 récords del mundo. Pocos superan este pergamino que podía mostrar Mihail Igloo, entrenador de corredores del club de atletismo de Budapest
Pero no son estos laureles lo que nos llevan a mencionar a Igloi (laureles que podrían confrontarse con los fracasos que sufrió ya exiliado en los EE. UU.), sino porque sus sistema consiguió integrar dos aspectos que resultan de vital importancia.
-Primer punto: Igloo no rechaza ninguno de los procedimientos en boga en su tiempo. Más que elegir entre todos ellos, hace uso de todos. Su sistema incluía el entrenamiento por intervalos alemán y el fartlek sueco.
El rigor germánico estaba presente en las numerosas repeticiones de pasadas seguidas de pausas de recuperación incompleta, en el control metódico del trabajo efectuado y de la técnica utilizada. El punto de vista sueco estaba contemplado en el segundo punto
-Segundo Punto: Igloo proponía un entrenamiento adaptado a las características específicas de cada atleta. Su objetivo consistía en partir de las cualidades dominantes de cada corredor y exigirlas al máximo. A un atleta rápido como Roszavolgyi, le proponía distancias cortas repetidas un gran número de veces. A un atleta de gran fuerza de voluntad y resistencia pero poco veloz, como Iharos, le hacía hacer sesiones basadas en repeticiones largas pero menos numerosas.
En ambos casos, el entrenamiento era doble turno. Mihail Igloo fue uno de los pioneros en utilizar sistemáticamente el doble turno. La polivalencia de los procedimientos utilizados por Igloo fue llevada aún más lejos por un método de entrenamiento puesto a punto en Polonia.

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