Mientras que Cerruty se decía devoto del fartlek sueco de Holmer, Stampf había elaborado un sistema de entrenamiento basado casi exclusivamente en el entrenamiento por intervalos de Reindell y Gerschler. El método que había puesto a punto se caracterizaba por una organización y una racionalización extremas. Comprendía cinco períodos: cross, fartlek, intervalos, repeticiones, entrenamiento específico.
El pasaje de un período al otro se hacía de manera progresiva jugando solamente con uno o dos parámetros de la carga de trabajo. Durante varios meses un atleta podía repetir cada semana la misma sesión en la cual solamente la velocidad cambiaba. La organización y la racionalidad eran tales que los entrenamientos podían ser predecidos con semanas de anticipación. El control también era tal que cada sección de carrera debía ser realizada con cronómetro de modo de no desviarse en lo más mínimo de la velocidad prevista.
Es interesante constatar que el aumento de intensidad constituía el hilo conductor de los sistemas de Stampf. La mejora de las capacidades de los corredores con el entrenamiento y la extensión de los tiempos de recuperación permitían el aumento de las velocidades a las que se corría. Aumentando las velocidades y extendiendo las recuperaciones, Stampf pasaba del sistema conocido como entrenamiento por intervalos al llamado fraccionado (o de repeticiones, su cuarto período) y luego al entrenamiento específico (último período del entrenamiento). Encontraremos nuevamente este último tipo de entrenamiento cuando hablemos de los corredores norteamericanos.
El control y la organización estrictos del entrenamiento, contrastaban con la actitud de Stampf sobre como debía ser la vida de los atletas. Para Stampf, la carrera no debía ocupar más que una parte de la vida del atleta. Los incitaba a la vida social, la diversión, a descubrir otros centros de interés.
Emigrado luego a Inglaterra, Stampf influencia al trío de corredores ingleses que fueron Bannister (el primer hombre en correr una milla en menos de 4 minutos), Chataway y Brasher. Influye también en toda una generación de corredores con una obra que publicó en 1955, consagrada al entrenamiento moderno para la carrera a pie.
De otro país pero próximo a Australia, surge otro entrenador que propone un estilo de trabajo inicialmente concebido para recuperar la buena forma física.
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